sábado, 15 de septiembre de 2012

15 de Septiembre, Dolores Gloriosos de Nuestra Señora.

Nuestra Señora de los Dolores Coronada. V.O.T. de Servitas, Cádiz.


GOZOS A LOS DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

Para que nuestra armonía
al Cielo esté recreando,
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Quebratóla el corazón
su Hijo a quien tanto amaba,
por ver que ya derramaba
Sangre en la circuncisión:
de su cuerpo la sangría
nuestra salud iba obrando;
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Tuvo gozo, cuando al Hijo
adoró Simeón justo;
mas vino a aguarle este gusto
lo que de Él al fin le dijo:
que un cuchillo le sería
a su alma traspasado:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Cuando Herodes intentó
dar al que es Vida la muerte,
María en lance tan fuerte
a Egipto de noche huyó:
en tinieblas se partía,
la luz del mundo llevando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Otro dolor fue crecido,
cuando a Jesús nuestro bien,
quedando en Jerusalén
tuvo tres días perdido:
un siglo fue cada día,
buscándole y no le hallando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Ya la hora, Virgen pura,
llegó, que tanto temísteis,
cuando al Hijo llevar vísteis
por la calle de Amargura:
la que a vuestra alma afligía,
la calle está publicando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Más ya los clavos que pasan
manos y pies del Señor,
a la Virgen de dolor
las entrañas le traspasan:
la pena en Ella subía
al grado en que estaba amado:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Al Sagrado Benjamín
San Juan el Evangelista
le tuvísteis a la vista
de Christo a la muerte fin:
por su madre a él os fía,
cuando ya se ve expirando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Dando Christo el alma al Padre
dobló en ella los rigores,
que antes los graves dolores
se partían Hijo y Madre:
sola y sin compañía
en penas se está anegando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Viendo a Christo sepultado,
vio puesto al Sol y su luz,
porque difunto en la Cruz
le veía, aunque eclipsado:
y aunque de perla vacía,
la concha estaba adorando:
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Y pues llorando vertía
sangre, el suelo rubricando,
cantemos, fieles, llorando
los Dolores de María.

Ora pro nobis, Virgo Dolorosissima - Ut digni efficiamur promissionibus Christi

Nuestra Señora de las Angustías, Capilla del Caminito, Cádiz.

14 de Septiembre, Exaltación de la Santa Cruz.



Sin cruz no hay gloria ninguna,
ni con cruz eterno llanto,
santidad y cruz es una,
no hay cruz que no tenga santo,
ni santo sin cruz alguna.

Pablo su gloria tenía,
en la cruz y confessaba
que sin cruz no la quería,
a Christo en cruz predicaba,
de Christo en cruz escribía:
en esta vida importuna
dos cruces hay, destas dos,
alma, procurad alguna,
porque en el Reyno de Dios
sin cruz no hay gloria ninguna.

Cruz buscad, cruz os convino,
o interior, o material,
que este Capitán divino
puso su cruz por señal
para no errar el camino:
si vais a su Reyno santo,
que no tendréis os avisa,
Christo, que la estima tanto,
ni sin cruz eterna risa,
ni con cruz eterno llanto.

Como hace resistencia
al peso la fuerte palma,
dan victoria a la paciencia,
porque a la quietud del alma
no impide la penitencia:
que a ser santos no repugna
lo que los cuerpos padecen
por aspereza ninguna,
que aunque dos cosas parecen
santidad y cruz, es una.

No hay perfecto en tal estado
de que no pueda caer,
aunque suba al mayor grado,
y assí es menester hacer
que sienta el cuerpo el cuidado:
santo y cruz, pues se aman tanto,
no implican contradicción,
cruces no han de dar espanto,
que aunque diferentes son,
no hay cruz que no tenga santo.

Con trabajos y aflicciones
este instrumento se templa,
que no disminuye acciones
al que más alto contempla
mortificar las passiones:
senda y patria es Dios, y es una,
y vemos por experiencia
pocas veces, o ninguna,
perfecto sin penitencia,
ni santo sin cruz alguna.

Felix Lope de Vega y Carpio

12 de Septiembre, Festividad del Dulce Nombre de María

Nuestra Señora de la Bendición de Dios, Convento del Carmen, Cádiz.

El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María. Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.

Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

Antiguamente en Cádiz celebraban su fiesta a partir del día de la natividad y hasta su octava, diferentes advocaciones marianas, especialmente vinculadas con las Compañías Espirituales del Santo Rosario, la única que conserva esta fiesta en la actualidad es Nuestra Señora de la Palma, del barrio de la Viña.

Nuestra Señora de la Palma Coronada, Cádiz.

En tu Encarnación bendita,
Inmaculada María,
está el Triunfo divino,
de la Redención sabida,
por la Bendición de Dios
que en tu Palma se adivina.

martes, 11 de septiembre de 2012

8 de Septiembre, Solemnidad de la Natividad de Nuestra Señora





El documento más antiguo en conmemoración de esta fiesta data del siglo sexto. San Romano, el gran lírico eclesiástico de la Iglesia Griega, compuso en honor de la fiesta un himno (Card. Pitra, "Hymnogr. Graeca", Paris, 1876, 199) el cual es un bosquejo poético del evangelio apócrifo de Santiago. San Romano era nativo de Emesa en Siria, fue diácono de Berytus y posteriormente en la iglesia Blachernae de Constantinopla. Compuso sus himnos entre los años 536 y 556 (P. Maas en "Byzant. Zeitschrift", 1906). El origen de la fiesta puede haber tenido lugar en Siria o Palestina a principios del siglo sexto, momento en que, terminado el Concilio de Éfeso y bajo la influencia de la “Apócrifa”, el culto a la Madre de Dios se intensificó notablemente, especialmente en Siria. En los comienzos del siglo octavo, San Andrés de Creta predicó numerosos sermones respecto de esta fiesta (Lucius-Anrich, "Anfänge des Heiligenkultus", Tubinga, 1906, 468). Las evidencias intentan mostrar porqué fue elegido el ocho de septiembre para esta fecha. La Iglesia de Roma la adoptó del Este en el siglo siete; se le encuentra en los Sacramentarios Gelasiano (siglo siete) y Gregoriano (del octavo al noveno siglo). Sergio I (687-701) prescribió una letanía y una procesión para esta fiesta (P.L. cxxviii, 897 sqq.). En vista de que la historia de la Natividad de María es conocida sólo a través de fuentes apócrifas, la Iglesia Latina tardó en aceptar esta fiesta del oriente. No aparece en muchos calendarios que sí contienen la Asunción, como el Goto-Gálico, aquel de Luxeuil, el Calendario Toledano del siglo décimo y el Calendario Mozarábigo.

La iglesia de Angers en Francia sostiene que San Maurilio instituyó esta fiesta en Angers como consecuencia de una revelación alrededor del año 430. En la noche del 8 de septiembre, un hombre escuchó a los ángeles cantando en el cielo, y al preguntarles la razón, le respondieron que estaban llenos de júbilo porque la Virgen había nacido ese día ((La fête angevine N.D. de France, IV, Paris, 1864, 188); pero esta tradición no está corroborada por pruebas históricas. La fiesta aparece en el calendario de Sonnato, Obispo de Reims, 614-31 (Kellner, Heortología, 21). Aún así no puede decirse que haya sido una fiesta ampliamente celebrada en los siglos octavo y noveno. San Fulberto, Obispo de Chartres (1028), se refiere a esta fiesta como a una reciente institución (P.L., cxli, 320, sqq.); los tres sermones que él escribió son los sermones latinos genuinos más antiguos sobre esta fiesta (Kellner, "Heortología", Londres, 1908, 230). La octava fue instituida por Inocencio IV (1243) conforme con un voto hecho por los cardenales en el cónclave del otoño de 1241, cuando fueron hechos prisioneros por Federico II durante tres meses. En la Iglesia Griega la apódosis (explicación) de la fiesta tiene lugar el 12 de septiembre, a causa de la fiesta y la solemnidad de la Exaltación de la Cruz el 13 y 14 de septiembre. Tanto los coptos en Egipto cuanto los abisnianos celebran la Natividad de María el 1 de Mayo, y continúan celebrando la fiesta por 33 días bajo el nombre de “Semilla de Jacob” (Anal. Juris Pont., xxi, 403); también la conmemoran el primero de cada mes (carta privada de P. Baeteman, C.M., Alikiena). Los coptos católicos han adoptado la fiesta Griega, pero la mantienen el 10 de septiembre (Nilles, "Kal. Man.", II, 696, 706).



Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.


8 de Septiembre, comienzo de la devoción pastoreña.

Tras haber tenido lugar la visión de Fray Isidoro de Sevilla en el convento capuchino de esa ciudad, en la madrugada del 24 de  junio de 1703, encarga la pintura que muestra esa visión, la que realiza Alonso Miguel de Tovar y se presenta al mundo el 8 de septiembre de ese mismo año, partiendo en Rosario público desde la sevillanísima Parroquia de San Gil hasta la Alameda de Hércules, donde fue mostrada a los fieles la nueva advocación de María Santísima " Con Traje y Título de Pastora". El 8 de Septiembre día de la Natividad de Ella, también nació para el mundo una nueva advocación de su nombre.



¡¡BENDITA LA HORA QUE EL MUNDO TE VIO!!